Ushanan-jampi: ante la marginación y la soledad

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«—Este hombre que ven aquí es Cunce Maille, a quien vamos a botar de la comunidad por ladrón. Si alguna vez se atreve a volver a nuestras tierras, cualquiera de los presentes podrá matarle. No lo olviden. Decuriones cojan a ese hombre y sígannos. —»

“Ushanan jampi”. Cuentos Andinos

Enrique López Albújar

Ushananjampi, uno de los cuentos más conocidos de Enrique López Albújar, trata sobre cómo el personaje principal, a pesar de enfrentar una muerte segura, prefiere esa suerte a vivir lejos de su hogar. Al inicio de la historia, el tribunal de ancianos de Chupán condena a Cunce Maille, un indio fuerte y atrevido, al exilio por robo sistemático a otros miembros de la comunidad. En su defensa, Maille insistía que solo estaba pagando a sus acusadores con la misma monedad. No obstante, su alegato no fue escuchado y el tribunal lo condena al exilio; es decir, Maille se convierte en un marginado, un paria de la sociedad.

A los pocos meses, Maille lo arriesga todo para regresar a su tierra. Al amparo de la oscuridad, el condenado se acerca a su casa y la madre le abre la puerta para dejarlo pasar. A pesar de tomar precauciones para entrar sigilosamente, el pueblo se entera de su llegada. En un final desgarrador, los habitantes acorralan a Maille y lo ajustician. Luego, como horripilante ejemplo, su cuerpo es desmembrado y sus entrañas colgadas, testigos silentes de la justicia implacable de la comunidad.

Al leer el texto albujariano, la pregunta que cabe hacerse es ¿qué fue lo que llevó a Maille a desafiar la justicia de sus paisanos? El cuento de López Albújar no solo trata sobre costumbres ancestrales, sino que toca un tema mucho más profundo: la necesidad del ser humano de sentirse parte de un colectivo; es el de ser reconocido en y por una historia común. Y esa necesidad es mucho más palpitante en sociedades basadas en núcleos familiares extensos como lo fueron las culturas andinas. En ellas, el individuo participaba de manera muy peculiar de las actividades comunales, con un sentido de pertenencia y de arraigo. Ante esa realidad, no extraña, entonces, que Cunce Maille haya encarado el castigo si su identidad como individuo había sido cancelada y en su vida quedaba solo la marginación, la soledad.

Hoy en día, el individualismo se ha convertido en la bandera de las sociedades occidentales, y valores como el compañerismo, la amistad y el compartir fraterno se perciben como actitudes lejanas y utópicas. En Ushananjampi, Cunce Maille recibió un castigo porque no supo vivir en comunidad; pero, fuera de esa comunidad, Cunce Maille no pudo seguir viviendo. A través de este personaje, debemos reflexionar qué y quiénes somos frente a nuestra comunidad. Es decir, reconocer que nuestra naturaleza humana no ha cambiado a pesar de los adelantos técnicos del siglo XXI. Seguimos siendo una especie gregaria: nacemos de una comunidad humana, nos desarrollamos en una sociedad y necesitamos de ellas para realizarnos como seres humanos. No fuimos creados para vivir en soledad; tomar conciencia de esa verdad es empezar a darnos cuenta de quiénes somos y hacia dónde vamos.

El jitarishum es la muerte civil del condenado, una muerte de la que jamás se vuelve a la rehabilitación; que condena al indio al ostracismo perpetuo y parece marcarle con un signo que le cierra para siempre las puertas de la comunidad. Se le deja solamente la vida para que vague con ella a cuestas por quebradas, cerros, punas y bosques, o para que baje a vivir a las ciudades bajo la férula del misti, lo que para el indio altivo y amante de las alturas es un suplicio y una vergüenza.