El lunes primero de mayo, en uno de sus últimos shows, el dictador Nicolás Maduro anunció la convocatoria de una asamblea constituyente. “¡Para derrotar al golpe fascista!” Exclamó iracundo. “Convoco una constituyente ciudadana. No una constituyente de partidos políticos y elites, no. ¡Una constituyente ciudadana!, ¡obrera!, ¡comunal!, ¡misionera!, ¡campesina! ¡Una constituyente feminista! ¡De la juventud, de los estudiantes! ¡Una constituyente indígena! Pero sobre todo, hermanos, una constituyente profundamente obrera. Decisivamente obrera, profundamente comunal…” Eso fue parte de lo que vociferó, aquí está completo: https://www.youtube.com/watch?v=27C5TUxld94
Resulta evidente que la Constitución chavista de 1999, que tanto ha vulnerado el propio régimen, ha devenido en instrumento limitado y poco útil, y ya no sirve frente a un parlamento de mayoría opositora. El anuncio de esta constituyente es patear el tablero del juego democrático. Y digo del juego, porque desde el inicio la democracia ha sido literalmente un “juego” para el chavismo.
Es elocuente que el régimen decida cambiar la Constitución, es decir, la base de todo el sistema jurídico y político venezolano, justo cuando la bancada oficialista se encuentra en minoría. Y también que a fines de mayo, en la misma línea, el chavista Tribunal Supremo de Justicia haya intentado usurpar las atribuciones de la actual Asamblea Nacional, pretendiendo 7 magistrados arrogarse las competencias de un parlamento de 167 diputados (112 de la oposición). Al respecto, el régimen solamente dio marcha atrás para saltar adelante con la convocatoria de esta asamblea constituyente.
Como podemos apreciar, al no poder con las formas establecidas, la dictadura se desenmascara y decide crear nuevas formas. Entonces, Maduro saca el decreto N° 2.830[1], un manifiesto absolutamente cargado de retórica populista, donde declara que “con la bendición de Dios Todopoderoso, e inspirado en la grandiosa herencia histórica de nuestros antepasados aborígenes, héroes y heroínas independentistas, en cuya cúspide está (…) Simón Bolívar” se siente en el “deber histórico ineludible” de convocar una asamblea constituyente para, léanlo bien, “garantizar la preservación de la paz” ante “amenazas internas y externas de factores antidemocráticos y de marcada postura antipatria…”.
O sea que ante la “amenaza interna”, es decir, de la oposición, que es “antidemocrática” y “antipatria” por el hecho de oponerse a esta progresiva cubanización de Venezuela, y ante la “amenaza externa”, esto es, por ejemplo de la OEA, cuyo Secretario General ha propuesto la suspensión de Venezuela[2] por ser una dictadura, el régimen decide confeccionarse una nueva constitución a su medida y largarse de la OEA[3]. Así de simple, tal cual.
Sumemos a lo anterior que este es un régimen con varios presos políticos, como Leopoldo López, injustamente encarcelado desde el 2014. El domingo pasado, López salió de un aislamiento de 35 días[4], durante los cuales no se supo si había sido trasladado o si se encontraba en buen estado de salud. Ante la incertidumbre de la familia y de la oposición, Diosdado Cabello (nefasto personaje muy vinculado a casos de narcotráfico y corrupción e importante cabeza de la tiranía) declaró en “Con el mazo dando”, su programa de televisión, que el líder opositor “está allá en su cueva metido como debe ser por los próximos 13 años y los que vengan después por asesino” [5]. Le atribuye la responsabilidad de la muerte de quienes el mismo régimen asesina durante las manifestaciones. Sin embargo, el opositor ni siquiera está condenado por asesinato, y es el mismo fiscal del caso, Franklin Nieves, quien escapó de Venezuela y declaró que todo el juicio a Leopoldo López fue una farsa[6], pero en fin. El credo chavista es que “la oposición es antidemocrática y fascista”, que “Leopoldo López es un asesino”, que “la crisis económica y la inflación son producto de una guerra económica que les hace la derecha”, que “están amenazados por el imperialismo”, y que el chavismo “ha dado dignidad al pueblo venezolano”.
Agreguemos, además, que ésta dictadura ha regalado miles de armas a turbas de fanáticos ideologizados. Efectivamente, Hugo Chávez creó por decreto a la Milicia Bolivariana[7], una suerte de guardia pretoriana del régimen, organizada como un cuerpo más dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que sumada a los también armados colectivos bolivarianos aumenta la tensión en el país. Al respecto, Maduro ha anunciado que aumentará en 500,000 miembros esta milicia, la cual actualmente ya cuenta con más de 100,000 fanáticos armados. “Un fusil para cada miliciano (…) ¡para que Venezuela sea un territorio inexpugnable de cualquier agresión imperialista!”[8], declaró exaltado Maduro, con su habitual indumentaria de dictador caribeño. Por su lado, Diosdado Cabello presentó en televisión el Manual del Combatiente Revolucionario, el cual contiene fotos y direcciones de líderes de la oposición y se reparte en marchas del oficialismo. “Aquí están, una serie de ciudadanos, marcaditos, dónde viven, dónde se mueven, etcétera, etcétera. El pueblo no enfrenta al pueblo, el pueblo sabe dónde tiene que ir.»[9] Comentó mientras ojeaba el manual, dando a entender que los líderes de la oposición no representan al pueblo y sugiriendo que estos sean amedrentados.
Esta instigación al odio, esta descarada polarización de la sociedad y esta represión sistemática no son para nada algo nuevo. Aunque los líderes chavistas simplemente parezcan brutos (y en verdad sean una sarta de animales), todas sus acciones son consecuentes y forman parte de una teoría política con una particular concepción del Estado, de la democracia y de la sociedad. Es marxismo-leninismo aplicado gradualmente. Lo que sucede en Venezuela ya se ha visto en la historia y ha sido teorizado desde el Manifiesto Comunista. ¿Qué, sí? ¡Claro! Pues allí mismo Marx y Engels sostuvieron que:
“El Poder político, hablando propiamente, es la violencia organizada de una clase para la opresión de otra.”[10]
Marx lo volvió a repetir en La Guerra Civil en Francia:
“En realidad, el Estado no es más que una máquina para la opresión de una clase por otra, lo mismo en la República democrática que bajo la monarquía;…”[11]
Por su parte, Lenin fue clarísimo al señalar en El Estado y la Revolución que:
“Según Marx, el Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del “orden” que legaliza y afianza esta opresión…”[12]
Y agregó algo que tranquilamente podría decir cualquier chavista sincero:
“Democracia para la mayoría del pueblo y represión por la fuerza, es decir, exclusión de la democracia, para los explotadores…”[13]
Por otra parte, Engels señaló en De la autoridad que:
“Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe; es el acto por medio del cual una parte de la población impone su voluntad a la otra parte por medio de fusiles, bayonetas y cañones, medios autoritarios si los hay; y el partido victorioso, si no quiere haber luchado en vano, tiene que mantener este dominio por medio del terror que sus armas inspiran a los reaccionarios.”[14]
Los párrafos citados expresan la concepción marxista del Estado y de la democracia. Una concepción desde la cual “todo Estado es siempre una dictadura”. En esta visión, la democracia representativa resulta una “dictadura de la burguesía” que tiene que ser sustituida por otra dictadura, que sea revolucionaria y que por tanto constituya una “verdadera forma de democracia”. Así pues, lo democrático se encontraría en función de lo revolucionario. Entonces, para un marxista consecuente un dictatorial Estado revolucionario es una “verdadera forma de democracia”, de “poder popular”.
Es por lo anterior que todas las dictaduras comunistas siempre han vulnerado o eliminado la división e independencia de poderes, las elecciones libres, el multipartidismo, la alternancia en el poder, es decir, todos los elementos consubstanciales a una democracia representativa, pues el marxismo los considera instrumentos de las clases dominantes para oprimir al pueblo. Y también es por eso que a la vez todas estas dictaduras hayan invocado siempre la idea de “democracia”, y que hayan adoptado durante el siglo XX nombres como “republicas democráticas” o “democracias populares”, porque efectivamente eran “democráticas” pero en el sentido marxista de la palabra, esto es, que eran regímenes donde se había instaurado el socialismo real, es decir, que eran dictaduras de izquierda. Eso explicaría porque el chavismo tacha de “antidemocrática” a la oposición. Porque la oposición es democrática en el sentido de la democracia representativa, que es lo que la mayoría de gente entiende o interpreta cuando se habla de democracia.
Muchas cosas se encuentran conectadas, aunque no lo parezca. Hagamos una cadena: concepción marxista-leninista de la democracia con dictadura cubana (que invoca a Marx, a Engels y a Lenin en su propia Constitución); innegable influencia de la dictadura cubana sobre la dictadura venezolana; organizaciones políticas de izquierda que, desdeñando a sus propias democracias, simpatizan y respaldan a éstas dictaduras (¿les suena conocido?). Por eso al Frente Amplio le cuesta tanto cuestionar al régimen venezolano, y ni que decir del cubano. Por eso sus congresistas votan en contra o se abstienen de votar a favor de la moción de rechazo a esa tiranía[15], y por eso también les cuesta reconocer el valor de los comandos Chavín de Huántar. Exactamente lo mismo sucede en España con Unidos-Podemos, tienen una postura similar con respecto a Venezuela[16] y al terrorismo de ETA[17]. Son exactamente del mismo pelaje[18].
Finalmente, Maduro ha declarado ante unas vacas[19] (así es…) lo siguiente: “¿Me van a apoyar en la constituyente? ¿O ustedes quieren guarimba? ¿Ustedes quieren violencia? ¿Ustedes quieren quema? ¿Ustedes quieren muerte? Los que queremos paz y vida vamos a la constituyente.” Es decir que todo aquel que se oponga a esta constituyente, que literalmente implica un golpe de Estado, “quiere violencia y muerte”. La amenaza es explícita.
Desgraciadamente existen casi todos los elementos para que se desate una guerra civil, todos sembrados por el mismo régimen. Solamente faltaría uno: armas con las que la oposición pueda ejercer su legítimo derecho de rebelión. Esta legitimidad de la insurgencia existe en Venezuela ya desde el 2002, año en que se intentó evitar que el país llegue a la situación que vemos hoy en día. Y cuando algo grave suceda, veremos a los eternos defensores de ésta clase de tiranías indignarse y decir que “¡se está atacando a un gobierno democrático!”. No faltarán los defensores de esta dictadura electa (supuestamente electa) invocando el “respeto a la democracia”. Así que peruano, ten MUY PRESENTE lo siguiente: cuál es el concepto de democracia que esta clase de gente defiende. Tenlo SIEMPRE presente, sobre todo a la hora de votar. No vaya a ser que para el 2021 terminemos eligiendo a los “demócratas” equivocados.
Oscar A. Balladares De La Piniella
[1] http://www.ghm.com.ve/wp-content/uploads/2017/05/6295.pdf
[2] http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-39275391
[3]http://www.libertaddigital.com/internacional/latinoamerica/2017-04-29/venezuela-presenta-formalmente-su-solicitud-para-abandonar-la-oea-1276597941/
[4] http://www.elmundo.es/internacional/2017/05/08/590fbaa046163fe0608b45e9.html
[5] http://elcooperante.com/cabello-ante-rumores-sobre-leopoldo-lopez-la-derecha-esta-desesperada-video/
[6] http://www.elmundo.es/internacional/2015/10/28/56311278e2704e19658b460b.html
[7] http://internacional.elpais.com/internacional/2011/04/04/actualidad/1301868024_850215.html
[8] https://www.youtube.com/watch?v=PODnwljFCFI
[9] https://www.youtube.com/watch?v=O56Y2cJ7hCc
[10] Marx, Karl y Engels, Friedrich, Engels (2011). El Manifiesto Comunista. p. 45. Centro de Estudios Socialistas Karl Marx. En: http://centromarx.org/images/stories/PDF/manifiesto%20comunista.pdf
[11] Marx, Karl (1871). La Guerra Civil en Francia. www.marxists.org. En: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/intro.htm
[12] Lenin, Vladimir (1976). El Estado y la Revolución. La doctrina marxista del Estado y las Tareas del proletariado revolucionario. p. 7. Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras.
[13] Lenin, Vladimir (1976). op. cit., p. 109
[14] Engels, Friedrich (1873). De la autoridad. Recuperado de: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1873auto.htm
[15] http://peru21.pe/politica/frente-amplio-se-abstuvo-apoyar-mocion-congreso-que-condena-venezuela-2276511
[16] http://politica.elpais.com/politica/2017/04/04/actualidad/1491340605_996286.html
[17] http://www.elmundo.es/espana/2016/08/24/57bd8e63ca4741297d8b4592.html
[18] http://larepublica.pe/politica/780323-pablo-iglesias-recibio-veronika-mendoza-para-observar-elecciones-en-espana
[19] https://www.youtube.com/watch?v=qBLj4AeZPb0