Vote por quien quiera, pero ¿y luego?, por Jessy Gonzáles

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Este domingo son las elecciones y no participaré porque estaré lejos de mi centro de votación. Pero vi el debate; he leído las propuesta de izquierda, derecha, y centro; y he seguido a través de medios y redes sociales, las 50 sombras entre el anaranjado y el rojo. ¡¿Qué 50?! Son miles: Hay rojo terruco (y si no hay, se lo inventan bien fácil), rojo sangre y rojo carmín. Hay centro izquierda, centro derecha, centro coqueto y centro bien centrado. Y hay derecha, y derecha tan derecha que hasta parece hostil. Todos están en mi Facebook, en mi propia familia y en mi círculo de amigos.

No estuve en Perú en las últimas elecciones municipales y por eso no recuerdo bien cómo se vivió ese proceso, pero en este, el grado de ferocidad por el tema político me asombra. Gente que en el mejor de los casos, llama a sus amigos “ingenuo” o “desinformado”. Pero que a medida que se acercan las elecciones se vuelven cada vez más agresivos e impacientes con el otro, y llaman ignorantes a diestra y siniestra. ¿Por qué? Entiendo que es una decisión seria y nos jugamos un poco al país; pero ¿en verdad crees que tus amigos cambien su voto, llamándolos ignorantes?

En estas elecciones, cuando la labor de los medios es de las más espantosas que recuerdo, dedica esta última semana de campaña electoral, a contribuir con que la gente vote por quien quiera, pero que vote informada y con convicción. Está bien compartir información, decir tu punto de vista y discrepar con otras ideas. Pero cuando pasen las elecciones y se trate de empujar el carro, todos tendremos que empujar del mismo lado y los medios de comunicación, ahora mismo, nos intentan direccionar en bandos opuestos. Medios de comunicación y periodistas maquillando noticias, exagerando fotos y videos, re-publicando cosas sin siquiera verificar la información o simplemente omitiendo lo poco conveniente. Y bandos políticos también, de uno y otro lado sacando información falsa, sin mayores repercusiones.

Estudié Gestión de Políticas Públicas con gente que en verdad soñaba con hacer las cosas bien. Gente de Australia, del Sudeste Asiático, de Estados Unidos, de India, del Medio Oriente, de Asia y de Latinoamérica. Y aunque la mayoría, como yo, no se dedicarán a ser políticos, estudiábamos porque entendíamos que siempre hay una forma de estar involucrado en el quehacer público. Sin ser congresista, sin ser parlamentario y sin ser presidente. Una responsabilidad que va más allá de votar en primera y en segunda vuelta. Y es desde esa responsabilidad que, gobierne quien gobierne, vamos a hacer un país más lindo, en el que dé cada vez más gusto vivir.

Y más gusto convivir. Porque sí pues, no te queda de otra más que convivir, con el que va a votar por Keiko y con el que va a votar por Hilario. Con el que va a votar por PPK y con el que va a votar por Vero. Con el que come y con el que no come chicharrón. Tómate esta semana para leer un poco más si no estás informado. Para escuchar con atención y paciencia a quien piensa diferente; con cabeza fría, sin miedos y sin pasiones de por medio; sin insultos sobre todo. Este domingo, vota por quien quieras. Y luego de eso, tómate un tiempo más largo para pensar dónde va a quedar esa responsabilidad democrática los próximos 4 años. Y define, aunque sea en una tarea chiquita, pero concreta, dónde vas a poner toda esa energía que estás usando ahora para apoyar a tu candidato o para criticar a los otros. Elige un tema para vigilar, una promesa electoral, un congresista a quien hacerle seguimiento, una obra a la cual seguirle los pasos o algún proyecto de ley. A ver si así no se nos pasa la euforia democrática y más bien la seguimos alimentando permanentemente. ¿Será posible en el Perú?

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