No es un secreto que la relación entre el gobierno y la mayoría fujimorista en el parlamento es, cuando menos, tirante. Sin duda, luego de la ajustada derrota de Keiko Fujimori en las elecciones del 2016, más de una ojeriza para con el Ejecutivo se ha sembrado en aquellos que ya veían a su lideresa en el poder y, por supuesto, en la misma candidata que sintió cómo una vez más las llaves de Palacio de Gobierno se le escapaban de las manos.
Ante esa situación se hace comprensible el comportamiento caprichoso de Fuerza Popular hacia el ejecutivo, casi como si quisieran cobrarse el poder perdido en el balotaje haciendo sentir, con especial fuerza, el conquistado en la primera vuelta. Una tesitura poco auspiciosa para los intereses del gobierno, sin duda.
Pero claro, ante cualquier situación adversa suelen aparecer las soluciones creativas y parece que PPK ha encontrado una.
La principal debilidad de Fuerza Popular se encuentra en su propia naturaleza. Sí, hay que reconocer que Keiko Fujimori ha logrado, hasta cierto punto, conseguir adeptos más allá de los fanáticos de su padre, lo que queda claramente representado en congresistas como Luis Galarreta y Úrsula Letona, por ejemplo. Sin embargo, más allá de ello, siguen existiendo muchos fujimoristas que, más que el interés de ver a Keiko en el poder, han apostado por ella esperando algún tipo de renacimiento proto-fujimorista, e incluso la posibilidad de ver a Alberto Fujimori en libertad. La ex candidata no ha logrado que esta porción de su bancada la vea como un fin, sino como un medio para perpetuar el legado del padre.
Ante esta realidad, la posibilidad de tener a Fujimori en libertad podría no propiciarle tanta alegría a la facción más keikista de la bancada. De hecho, esto significaría tirar a la basura todo lo trabajado hasta ahora pues, el mismo Alberto Fujimori, nuevamente habilitado como actor político, licuaría el poder de su hija (y eso, quizá, en favor de su hijo Kenji). No obstante, esta facción difícilmente podría ser vocal con su oposición a la libertad de Alberto Fujimori –a pesar de que Galarreta y Letona ya han deslizado comentarios de cierto descontento ante esa posibilidad–, pues, de serlo perderían mucho del voto duro que viene del fujimorismo nostálgico.
Los que sí quieren ver a Alberto Fujimori libre (y que de hecho se lanzaron a la política principalmente por eso), por otro lado, han descubierto que lo mejor que pueden hacer es estar de buenas con el ejecutivo, ante la posibilidad de que este habilite un mecanismo para que el ex mandatario salga de la Diroes. Kenji es el que lidera esta realidad y, al hacerlo, ha empezado a generar grietas al interior de su propia bancada, al ir contra la corriente organizacional.
Un indulto (o lo que sea que le permita salir de prisión) a Alberto Fujimori, significaría partir en dos a Fuerza Popular. Por un lado estarán los que quieren perpetuar a Keiko como lideresa y, por otro, los que siempre soñaron con ver al ‘Chino’, en libertad. Los últimos quedarán rendidos en apoyo al gobierno que los ayudó, los otros, vivirán en eterna competencia con sus pares para hacer que la lideresa brille sobre el actual presidente y la renovada fuerza política de Alberto.
Ante esa situación, podría ser especialmente tentador para Kuczynski liberar al ex presidente Fujimori. Incluso ya ha habido coqueteos al respecto con discursos sobre “pasar la página” y representantes del gobierno diciendo enfáticamente que Fujimori debería estar en libertad.
Así las cosas, más allá de los irrefutables reparos morales hacia el hecho de ver a un corrupto de la talla de Fujimori fuera de prisión, la oportunidad se dibuja jugosa ante PPK. Pero ¿Y las consecuencias? En lo que respecta al apoyo popular, casi la mitad del Perú no chistó en votar por una candidata que era, claramente, una manifestación actual del fujimorismo de antaño y ellos no condenarán a Kuczynski con malos resultados en las encuestas de aprobación. Así, seguro también habrá varios que, sin simpatías por Alberto Fujimori, verán el gesto del presidente como uno de misericordia e, incluso, podrían regalarle un poco de aprobación extra ¿Y en el parlamento? Sin duda el Frente Amplio le pondrá la cruz al ejecutivo, empero, con el apoyo recabado del ala nostálgica del fujimorismo, poco importará ¿Y el 2021? PPK, como individuo, poco se molestará por lo que suceda con su partido después de su gobierno, él preferirá tener un buen desempeño por encima de los resultados de la próxima elección.
Entonces ¿Y si PPK libera al ‘Chino’? No cabe duda de que podría ser una muy interesante jugada política ¿Será lo que tiene en mente el presidente?